No hay duda que la conciencia ecológica ha despertado. Lentos pero seguros, nos vamos dando cuenta que el daño que provocamos en el ambiente, vuelve en más que problemas de salud, queda como herencia a las generaciones futuras.
De los muchos emprendimientos en el mundo para crear nuevos edificios que no sólo no alteren el ambiente, sino que contribuyan, la ciudad de Chicago, en Estados Unidos es hoy noticia.
Considerada la tercera ciudad de ese país, por cantidad de habitantes, famosa por las historias que ha generado la ley seca, ha decido agregar a su historia algo más constructiva que un pasado de violencias, ha construido un circuito de calles respetuosas del medio ambiente, que los diarios han titulado: Calle más verde de Estados Unidos.
Las calles cuentan con carriles para bicicletas, iluminación con tecnología eólica y tratamiento de aguas pluviales para convertirlas en aguas de riego, lo que facilita el ahorro de recursos y energías, todo en conjunción con paisajes naturales.
El proyecto implica el ahorro de un poco más del 40% de energías para mantenerlas, con alto costo para la ciudad que espera recuperar y transportar la renovación al resto de la ciudad.
Son 14 cuadras en las que se tuvieron en cuenta toda la experiencia y tecnología para el cuidado del medio ambiente.
Son un interesante ejemplo de que cuando los gobiernos son consientes, se puede.
De lo que se conoce menos es de la estructura edilicia que acompaña el proyecto, nos preguntábamos si es posible mantener la idea, aislada de los edificios o de la intervención de los vecinos, mucha de las calamidades que se ve en la calle, en materia de mantenimiento, se debe al poco cuidado de los ciudadanos, tirando basura, desperdicios que tapan los orificio fluviales, o simplemente rompiendo veredas con traslado de cosas pesadas con métodos poco recomendados, son algunas de las actividades más comunes entre los ciudadanos que no ven la calle como parte de sus propias casas, sino como una obligación del estado sin su intervención.
Las calles fueron inauguradas en el 2012, habrá que ver en una año cuál será el estado del proceso y el mantenimiento, lo necesario como para testear la habilidad de lo invertido en sostenerse, en permanecer y realmente producir el ahorro de energía previsto.
Será también una prueba de educación ciudadana.